Bordados mexicanos
martes, 21 de marzo de 2017
México prehispanico, una inspiración para la moda.
Si nos situáramos en el México prehispanico encontraríamos mas moda de vestir de la que imaginamos, la gran variedad de culturas que se desarrollaron en América central gracias a la gran biodiversidad del ecosistema es solo el reflejo de tan abundante zona del planeta tierra. Los diseños de las vestimentas típicas de estas culturas es sin duda otro de los reflejos de esta abundancia, diseños florales, tropicales, coloridos tejidos, etc.
Pero más allá de la gran calidad estética de sus diseños cumplían una función, separaban a la sociedad en clases, la ropa era muy diferente de la población dedicada a la cosecha llamad "huipil" que eran trajes de manta delgada a la nobleza, que utilizaba ricos atuendo bordos con gemas y plumas. La tarea de confeccionar estas vestimentas eran separadas en tres oficios a las cuales solo las mujeres podían dedicarse, estos eran conocidos como tejedoras, hilanderas y costureras.
Para darnos una idea de que tan apreciado era este arte podemos encontrar en los relatos de Sahagún que personas podían ser salvadas del sacrificio solo por demostrar talento en alguno de esos oficios.
Sabiendo esto podemos deducir el gran trabajo artístico que significaba el vestir en esta época de México y también por que en la actualidad es fuente de inspiración para diseñadores-diseñadoras de todo el mundo. Espero que con este pequeño relato la concepción de los vestidos típicos mexicanos cobre una perspectiva diferente en el lector, que si no sea admiración por lo menos un poco de curiosidad por tan noble trabajo.
jueves, 16 de marzo de 2017
INDUMENTARIA ÉTNICA E IDENTIDAD CULTURAL
Indumentaria
étnica e identidad Cultural
En la posmoderna
configuración de la estructura cultural, el vestido ‑marco diario para la
propia personalidad‑ no sólo se propone como un simple cuadro patrimonial de la
huella social sino como una prolongación identificativa, personalizada, según
los contemporáneos actores de la sociedad del conocimiento. Por eso,
considerar lo textil como un simple pero perfecto corolario del adorno
personal, reduce implícitamente el valor y, consecuentemente, la interpretación
misma del fenómeno ‘moda’.
La moda ‑convertida en la
proyección de la propia imagen humana‑ sigue configurándose como la explícita
manifestación identificativa, apoyando la lectura de Maruri Villlanueva que la
distancia de la mera protección del cuerpo.
Sobre estas bases
teóricas que constituyen la actual realidad de la globalización, se estructura
esta investigación que, reflejando el cariz histórico de la vestimenta,
presenta el eterno pretérito de esta faceta artística. Recopilando unas señas
teóricas y prácticas de la moda y de su evidente eco social, se elabora la
mediática realidad que apuesta por una ostentosa cultura de las imágenes. De
hecho, el obligado paseo por su pasado artesano afianza el ‘ser’ con su
‘aparecer’, subrayando el valor de las palabras del filósofo italiano Giovan
Battista Vico, quien lo interpretaba necesario e imborrable de su propia
evolución histórica.
Interpretando esta sabiduría
dieciochesca, se ha podido emprender una recopilación, no sólo de obras
bibliográficas, sino también de las fuentes periodísticas y especializadas,
acerca de esta controvertida materia. En este trabajo se buscan elementos para
una genealogía estética o, lo que es lo mismo, se intenta estudiar fundamentos
de comprensión de esta cultura mediática y medial a través de ciertos productos
artísticos, literarios y filosóficos del pasado.
Se ha intentado articular
el trabajo mediante una estructura compositiva que ‑ordenando y presentando el
material‑ defina y perfile el evidente compromiso histórico de la indumentaria
y de la moda en general.
La vestimenta, pero sobre
todo la moda, hoy en día se constituye como el metrónomo de la sociedad actual.
De hecho, respirando un optimismo cósmico que se sirve por medio de la
organización de la moda en esta sociedad de las apariencias, transmite
fluctuantes valores, mediante las espectaculares plataformas del estilo. Por
eso, en acorde a la definición de Rivière acerca de la cultura del sucedáneo,
se propaga una identidad única pero plural de la constante y
caleidoscópica experiencia social. De esta forma, exigiendo no sólo un
compromiso intelectual, sino, sobre todo, emocional, la comunicación activa ‑transmitida
por la indumentaria‑ designa una polifacética manifestación patrimonial.
Con una siempre más
exigente necesidad de reinventarse a sí mismo, el hombre fruye del más
mediático producto de la moda que, entendido como manifestación cultural, se
constituye como principal objeto de este estudio. Interpretando y revisando
estos fundamentales matices de cotidianeidad, el ser humano estipula un
innovador concepto de su institucional valor, en su más mundana trayectoria
comportamental.
Símbolo y signo de un frenético
bombardeo de fugaces imágenes, la apariencia se refleja en la viva y dinámica
expresión de la cultura contemporánea como el valor de unas actuales e
intangibles connotaciones patrimoniales.
Forjando unas nuevas
identidades, los vestidos se convierten en índice para su difusión. Por eso, el
producto cultural de las imágenes constituye el instrumento de análisis y de
medición artística, por ser el catalizador social del actual laboratorio
de las identidades en la aldea global. De este modo, partiendo de la gestión de
las huellas culturales estudiadas por Baudrillard, se potencia el poder icónico
y social profesado por la moda.
Estética variable en la
difusión de ideas y creencias, la moda se ofrece en su más multiplicado
estilo burocrático. Concentrando una empática tendencia cultural, el estilismo
fusiona unas innovadoras técnicas de implementación de sus señas culturales en
los mediáticos y mediales palimpsestos textiles.
BORDADOS EN YUCATÁN
Yucatán
Bordados Mayas
Uno de los productos artesanales más
representativos del Estado de Yucatán, es el arte textil. Las mujeres tejedoras
conocen una impactante diversidad de técnicas y fibras que aplican en la creación
de diversas prendas, que van desde las guayaberas hasta los huipiles.
El Huipil y rebozo poseen un tipo de ornamentación
y colores. La mayoría de sus diseños están basados en símbolos mágicos,
religiosos propios de cada cosmovisión e iconografía, de la identidad
comunitaria y sus orígenes geoculturales.
Las tejedoras mayas del periodo pre-clásico solían
usar materiales de origen vegetal, hasta extender sus técnicas mediante el
telar de cintura. De hecho, de acuerdo con investigaciones realizadas, existe
evidencia arqueológica de más de 3 000 años anteriores a la llegada de los
españoles, en la cual se usaban fibras de agave (henequén) elaboradas en urdimbres rudimentarias.
Así mismo, con el paso del tiempo, la técnica del
telar se perfeccionó y, pausadamente, se incluyó el uso de pieles de animales,
plumas, algodón, entre otros más. Hasta llegar El textil maya evolucionó gracias a que las
mujeres mayas consideraban el trabajo textil como una “labor divina relacionada
con las enseñanzas de Ixchel, diosa de la luna y esposa del sol, también
considerada la patrona del hilado.”
Por tal motivo, la creación y producción de prendas
textiles bordados manualmente en Yucatán, es una de las principales actividades,
debido a su riqueza histórica y belleza. Siendo así, los bordados, icono en la vestimenta
de dicha cultura.
Bordados punto de cruz
En Yucatán hay veinte tipos de puntadas (otros dicen que 70) y no falta la casa donde al menos un integrante sepa bordar ya sea a mano o a máquina.
De los bordados a mano, que generalmente son conocidos como costura (pues bordado se le llama principalmente al hecho a máquina), los más conocidos, además del punto de cruz, son costilla de ratón, diente de perro, punto de sombra, hilván, manic ben y xmol mis, estos dos últimos en peligro de desaparecer.
El manic ben es uno de los más complicados y difíciles de aprender, al grado que giran leyendas en torno a él, como el hecho de que las niñas que desean aprender tienen que pasar sus manos por el cuerpo de una culebra. “También se dice que cuando una señora muere lo primero que Dios le pregunta para dejarla entrar al Cielo es si sabe costurar manic ben”, dice Luciana Ek Tun, una de las pocas mujeres de Maxcanú que todavía hace este tipo de bordado. Y es que a falta de canevá, la tela se deshila cuidadosamente con una aguja para formar una especie de rejilla por donde se pasará el hilo para formar flores o cualquier otra figura a base de finos nudos casi imperceptibles.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)